sábado, 24 de marzo de 2007

EL EMOCIONAR TIENE DUEÑO


Cuando "somos tocados" por un objeto externo al cual somos sensibles -inicio del fenómeno de la percepción- se produce en nuestro organismo un cambio de estado que nos dispone a una acción, a un movimiento (notorio o sutil), que nos acerca o aleja del objeto perturbante; la dirección de este movimiento, va a depender del significado que le atribuímos a ese objeto, como peligroso o seguro, deseable o indeseable, entre muchos otros. Todos estos fenómenos: cambio de estado, significado y acción resultante, estarán determinados por la historia previa del organismo, pues como ya lo hemos demostrado, la historia esculpe nuestra estructura total, y nos dota de memoria.
Al cambio de estado del organismo, que nos dispone a cierto tipo de movimiento ( o acción), lo llamamos emoción. Ese emocionar depende de la historia de ese organismo particular. Si un faquir pisa un clavo, su emocionar será muy distinto si quien lo pisa nació con zapatitos puestos. Si el que escucha una palabra ofensiva, acostumbra a ser árbitro de fútbol, su emocionar será muy distinto del de un mamón crónico y son distintos porque su estructura total es distinta, y esta lo es, porque su vivir también lo ha sido.
El que digamos que el humano es un ser histórico, no es pues un asunto conceptual o filosófico; es en primer término un asunto estructural, biológico; circuitos disposicionales "a la mano", listos para encenderse cuando ciertos objetos gatillan su encendido. Historias de vida distintas, esculpen circuitos disposicionales distintos, emocionares distintos. Y esta influencia del vivir se extiende hasta el nivel de fenómenos catalíticos de nuestros procesos bioquímicos. Ilya Prigogyne ganó el Nóbel por este descubrimiento.
El emocionar , involucra al organismo en su totalidad; sientes el clavo en todo el cuerpo, no sólo en el pie; para que este fenómeno global ocurra, el o los objetos internos -pensamientos, sentimientos, imágenes, creencias, emociones, significados, ilusiones, inspiraciones,, memorias, desagrados, agrados, deben "tocar" todo tejido donde existan los sensores (en rigor, receptores) adecuados. Toda emoción entonces está intermediada por elementos biológicos y toda emoción es biología actualizando la historia de vida del organismo que emociona.

viernes, 23 de marzo de 2007

¿EXPERIENCIA O INPERIENCIA?

La gracia de ser seres lingüísticos es que podemos inventar palabras que a nuestro juicio representen mejor lo que queremos decir de algún asunto. Es el caso del término "inperiencia".
Teniendo como base lo publicado en varias entradas, particularmente en "Los seis órganos de los sentidos II" y mi experiencia como terapeuta en Medicina mentecuerpo, concluí que es de utilidad diferenciar entre el fenómeno a través el cual nos relacionamos con objetos externos, para el cual reservo el término experiencia, y el fenómeno a través el cual nos relacionamos con objetos internos, para el cual reservo el nuevo término inperiencia. Según lo dicho en la entrada ya referida, los órganos de los sentidos clásicos, ojo, oído, gusto, olfato y tacto, son los encargados de mediar la percepción de objetos externos al organismo; median pues nuestra experiencia. Nótese que con el término "objeto" me refiero a también a sonidos, olores, texturas, sabores y no sólo a lo que acostumbramos a llamar "cosas".
La mente y sus fenómenos, el sexto órgano de los sentidos, media en cambio con los objetos internos del organismo: pensamientos, sentimientos, imágenes, creencias, emociones, significados, ilusiones, inspiraciones, preferencias, aversiones, todos los cuales están in-corporados estructuralmente en nosotros. La mente, media pues, señales provenientes del interior de nosotros mismos; media entonces, nuestra inperiencia.
De lo dicho se coligen muchos nuevos asuntos, siendo el principal de todos-según mi mirar- que los seres humanos tenemos un potencial de acción muy limitado para cambiar el mundo de nuestra experiencia, pero sí tenemos uno muy grande para cambiar el mundo de nuestra inperiencia. Si nos decidimos a aprender como hacerlo, claro está.

jueves, 22 de marzo de 2007

LOS SEIS ÓRGANOS DE LOS SENTIDOS II


Si mal no recuerdo, fue A. Damasio quien dijo que "los seres vivos no solo lo están, sino que además parecen estar dedicados a permanecer vivos"; para lograrlo, necesitan disponer de elementos (sensores) que le informen de cambios ocurridos en el medio externo -para el caso de seres vivos simples unicelulares- y también de cambios del medio interno para el caso de seres vivos complejos como es el caso de seres humanos. Lo que comunmente llamamos "órganos de los sentidos" están referidos a aquellas estructuras a través de las cuales captamos perturbaciones venidas desde el mundo externo (más allá de nuestra piel), como lo son ondas sonoras y lumínicas, texturas de superficies , sabores y olores. Lo interesante de destacar es, que cuando esas perturbaciones son captadas por nuestros órganos de los sentidos, dando inicio al fenómeno biológico de la percepción (ver Los seis órganos...I), nuestro organismo cambia de estado; nuestro mundo cambia. Dejamos de tener el estado previo y pasamos a un nuevo mundo. Es lo que nos sucede cuando percibimos el aroma de un perfume que nos recuerda a un antiguo amor, o una melodía, o un bocinazo, o tocamos con nuestros pies un objeto extraño y resbaloso cuando nadamos en un lago. El cambio de estado descrito -que nosotros percibimos como fenómenos sensoriales y motrices- es la base de los eventos que surgen para que nuestro organismo responda a la nueva situación y genere la acción adaptativa correspondiente, la cual como ya vimos, depende de la estructura total ontogénica del organismo que experimenta el cambio de estado, que equivale a decir que la acción adaptativa, depende de la historia del organismo(ver Los seis órganos...I). Algunos milisegundos después de ocurrida la percepción, surge el emocionar del organismo; surge una cascada de eventos bioquímicos, de energías y moléculas; perturbaciones venidas desde el mundo interno ( al interior de nuestra piel), y una vez más nuestro estado cambia; le asignamos significado al o los objetos externos que iniciaron el fenómeno, y de esta manera cambiamos al objeto -que deja de ser lo que es- y pasa a ser el significado que le atribuimos.
Digamos todo esto de otro modo: Toda vez que percibimos un objeto,venga de afuera o de adentro de nuestros límites, nosotros cambiamos y al cambiar nosotros cambiamos al objeto. Y todos estos cambios estan determinados por nuestra historia, encarnada en nuestra estructura total.
De entre las perturbaciones (en forma de moléculas, hormonas, péptidos, energías) venidas desde el mundo interno, los fenómenos mentales, pensamientos, imágenes, motivaciones, creencias, apegos, aversiones, entre otros, constituyen una poderosa fuente de perturbaciones que al ser percibidas cambian nuestro mundo, y, para tenerlo muy en cuenta, cambian nuestros procesos biológicos.
Concluyamos. La mente es el sexto órgano de los sentidos y tiene una singular particularidad: puede generar sus propias perturbaciones, asunto este por todos conocido. Pongámoslo en proverbio: "Dime lo que piensas y te diré como está tu biología" o "Muéstrame tu biología y te diré como pensabas", o terminando con los proverbios, como lo dijo M.Chacón en su comentario, "por lo tanto uno podria rastrear desde la biologia los movimientos de la mente ya que son uno solo, o sea cada estructura se refleja en las otras; esto es lo que llamo unidad mentecuerpo". En la misma línea debe estar lo comentado por Tito y que aparece en la entrada publicada el 7 de Febrero. Como es evidente, los comentarios hacen historia.

miércoles, 7 de marzo de 2007

LOS SIGNIFICADOS DE LA REALIDAD.


¿Cuál fué la "realidad" para los hinchas del equipo blanco? ¿Cual la de los hinchas amarillos?
Acostumbramos a decir que el azúcar es dulce, que la película era mala, que la comida me hizo enfermar, que alguien me ofendió, que el libro era bueno, que el jefe me persigue, que fulano es un pesado, que tú tienes la culpa, que el tema es aburrido, que el trabajo estresa, que el gol fue penca; todas estas expresiones representan un modo de entender la vida -porque de ella hablamos- ya se trate de un libro, un jefe, el otro, , el azúcar, o de un gol, puesto que develan, que para quien las emite, la realidad (libro, jefe, trabajo, , azúcar, gol, etc.) es en sí misma, dulce, penca, pesada, culpable, ofensiva, buena, aburrida, estresante; para este modo de entender la vida, nosotros no tenemos parte, no contamos, en la calificación que hacemos de la "realidad"; supuestamente, la realidad y su cualidad (dulce, mala, pesada, culpable, ofensiva, buena, penca) es independiente de nosotros que somos los que la calificamos. En conclusión, para este modo de entender las cosas, el azúcar es dulce en sí misma; fulano es pesado en sí mismo; el trabajo es estresante en sí mismo, y el gol es penca en sí mismo, y todas ellas son lo que son, con independencia de nosotros, observadores de aquello que calificamos.
La recta comprensión de la Biología de la percepción nos alumbra con brillante luz, para demostrarnos, que tal modo de comprender la vida, no se ajusta a los hechos mismos. La Biología nos aclara que no vemos las cosas como las cosas son, sino que las vemos, según como somos nosotros. Y nosotros somos la estructura total con la cual "salimos a escena" en toda inmediatez. (ver, "Estructura total") Es desde esta estructura total, con la que atribuímos significado a las interacciones en las que nos involucramos en toda inmediatez, sean estas, interacciones con jefes, o temas, o libros, o comidas; nuestra biología, nuestra estructura total, no es independiente de nuestro vivir sino que surge de este vivir concreto. Los seres vivos y por ende los humanos, somos creadores de significados que acostumbramos llamar, "la realidad", pero los significados de esta realidad-y la realidad misma- no son independientes de nuestra estructura total; son producto de ella (ver "Los seis órganos de los sentidos I).
Gran parte de los conflictos entre humanos quedarían resueltos si al confrontar nuestras diferencias dijéramos: "Según mi estructura total, la realidad que yo observo es...".
Y es bueno tener presente, que los significados que atribuímos a esa "realidad", hacen surgir en nosotros el sorprendente fenómeno de nuestras emociones. Penas, alegrías, sorpresas, desagrados, dudas , miedos y tantas otras emociones, surgen de los significados que nosotros atribuímos a las cosas que percibimos y no de las cosas mismas. Ya lo hemos dicho en otras entradas pero es útil reiterarlo: nadie ni nada nos puede asustar si nosotros no nos asustamos; nada ni nadie nos puede ofender si nosotros no nos ofendemos; nada ni nadie nos puede apenar si nosotros no nos apenamos. La emoción surge del significado que damos a las cosas. Es a partir de esta relación, percepción versus significado, que muchos procesos biológicos terminan en enfermedad. Ignorar el emocionar de las personas como elemento constitutivo de la enfermedad es a mi juicio, una omisión mayor en las prácticas médicas actuales. Mi experiencia profesional, me indica que una parte sustancial del gasto en que las personas deben incurrir en pro de recuperar la salud perdida, se puede evitar si los médicos incluyéramos la variable emocionar, en nuestras consideraciones. El emocionar no es un asunto para especialistas; debiera ser parte del bagaje elemental del actuar médico.