viernes, 27 de abril de 2007

FENOMENOS SENSORIMOTRICES I

En varias entradas de este blog, he empleado la expresión, fenómenos sensorimotrices. Algunos lectores me han sugerido que me refiera más extensamente a ello. Acepto gustoso la sugerencia porque, como espero se aclare más adelante, ni la Biología, ni la Medicina, ni la Emoción, serían lo que son (si llegaran a ser algo) sin la concurrencia de lo sensorimotriz.
Por la necesidad de describir esquemáticamente, diremos que la historia de lo sensorimotriz se inicia cuando ciertas configuraciones de energía empezaron a constituir átomos, luego moléculas simples, que devinieron en complejas hasta la aparición de las biomoléculas y el ya famoso equipo CHONPS (Carbono, Hidrógeno, Oxígeno, Nitrógeno, Fósforo, Azufre) a partir del cual el mundo de las configuraciones moleculares posibles se expandió logarítmicamente hasta hacer posible el surgimiento de lo autopiético, es decir, lo vivo. Si aguzamos la mirada, nos daremos cuenta que lo que encierran los fenómenos arriba descritos (energías, átomos, moléculas etc.) es la capacidad de crear relaciones entre elementos; relaciones que abren nuevas posibilidades, que no estaban presentes antes de que la relación se constituyera. Para que esas nuevas posibilidades surgieran hay que aceptar que "crear relación" implica (para los elementos que constituyen la relación), sentir de algún modo la relación y responder de algun modo a ese sentir. En el mundo de lo vivo (o autopoiético) responder es moverse. Todo el conjunto pasa a ser un fenómeno sensori (siento) y motriz (me muevo). Las casi infinitas posibilidades de plasticidad que abrió en la Evolución la aparición del Sistema Nervioso, se basan en estos humildes fenómenos sensorimotrices. Pero esto no es sólo válido para el Sistema Nervioso, sino que lo es tanto para organismos unicelulares carentes de él, como para otros sistemas integrados en el organismo, como los Sistemas Inmune, Endocrino, Cardiovascular, Músculo esquelético, o, cualquier fenómeno que ocurra en seres vivos.
Toda emoción por ejemplo, está constituido por fenómenos sensorimotrices, que por cierto surgen desde nuestra Estructura Total, huella encarnada de nuestro vivir. Nuevos fenómenos sensorimotrices gatillarán cambios estructurales que cambiarán nuestra Biología, nuestro emocionar, nuestro hacer y como consecuencia nuestro ser. Ya lo hemos dicho: Somos según lo que hacemos.
PERO, si no atendemos a los fenómenos sensorimotrices que surgen en nuestro cuerpo como consecuencia de lo que hacemos, entonces nos vamos volviendo insensibles a las consecuencias de nuestro hacer y a partir de este punto ya no nos sentimos responsables de lo que hacemos.
Entramos al vivir sin vivir; al vivir sin sentir, pasamos por la vida, sin vivirla, ¡ que no es el caso del torero que ilustra esta entrada!

miércoles, 25 de abril de 2007

CAMBIO Y PERMANENCIA Y CAMBIO Y PERMANENCIA Y.......

Hemos dicho que compartimos la propuesta de Maturana y Varela para atribuir a un sistema, la cualidad de seres vivos. Un sistema está vivo, afirmaron, si los elementos de los que está formado y las relaciones que estos mismos elementos establecen entre sí, permiten la existencia de una dinámica que es capaz de producir los materiales o elementos de los que ese sistema está formado; es decir un sistema está vivo si tiene organización autopoiética (capacidad de producirse a sí mismos) y a la vez establece un flujo abierto de energía y materia con el medio en el que vive.
La simple observación de un árbol nos muestra que es el árbol mismo el que hace surgir nuevas hojas, flores y frutos después que las anteriores han cumplido su ciclo. Sólo necesita energía (que proviene del sol), agua y minerales (que provienen de la tierra) para crecer. Nosotros mismos somos demostración del carácter autopoiético de nuestras células constituyentes. Es la maquinaria metabólica interna de ellas las que permiten la reprodución de nuevas células en reemplazo de aquellas que mueren o se dañan y que al igual que las células vegetales requiren recibir aportes de energía y materiales que provienen del medio.
Este sistema autopoiético, está en relacion con el entorno y tiene capacidad de adaptacion, dado que las condiciones cambiantes, momento a momento, del medio, implican que el ser vivo se adapte también momento a momento. De no hacerlo, dejarían de tener organización autopoiética y morirían. Esta adaptación se materializa en cambios estructurales, los que obviamente también ocurren momento a momento. De hecho, nuestra aparente estabilidad está asentada en un continuo fluir de miles de cambios; de fenómenos que surgen y desaparecen sin cesar.
La idea de que los humanos somos algo fijo, estable y predecible ("yo soy así y así me moriré" decía una antigua canción) no encuentra respaldo en la biología sino que es más bien una afirmación -de corte dramático para el caso de la canción- propio de las artes. Muy cerca de la biología (o en ella misma) estába Gonzalo Rojas cuando escribió:
"¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué es eso: amor? ¿Quién es?".
A la acuciante pregunta responderíamos: Un fenómeno de cambio estructural, momento a momento, molecularmente guiado y percibido como fenómenos sensori-motrices, -emociónes dicho en breve- que como tales, nos empujan a cierto tipo de acciones.
Admito plenamente que la estructura poética que construye Rojas, es mucho más inspiradora que la expresión molecular expresada por mí -o por Maturana y Varela, para sacarme el pillo-
pero, no le quita a esta última su grandeza. Saber, que el amar que reclama el poeta entender posee una base biológica, tampoco le quita, al amar, su magia.
Algo permanece y algo cambia. La vida es cambio permanente momento a momento; se vive en relación y los elementos que se relacionan están en continuo cambio. Lo mismo es para nosotros, aunque vivamos en la ilusión que somos los mismos siempre.

lunes, 16 de abril de 2007

HUELLAS ESTRUCTURALES DEL EMOCIONAR

Un equipo de médicos del Departmento de Psiquiatría y Ciencias de la Conducta de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford en California, dirigido por el Dr. Victor Carrion, pudieron demostrar en niños con Síndrome de estrés post traumático producto de maltrato infantil y con niveles elevados de cortisol al comienzo del estudio, que estos antecedentes, eran predictivos de disminución del volumen del hipocampo en un lapso de entre 12 a 18 meses.Concluyeron que el estrés, producto del maltrato , está asociado con reducción del volumen del hipocampo.
Recordemos que el hipocampo, parte del sistema límbico, es una estructura doble ubicada en la profundidad del lóbulo temporal cerebral y que sus funciones están relacionados con la memoria de hechos recientes y el aprendizaje, como asímismo con la regulación de la agresividad entre otras funciones.
Este trabajo publicado en la Revista Pediatrics a comienzos de este año, es uno más entre varios, que van demostrando la tesis central de nuestro blog, cual es, que el modo de vida de los humanos -en particular los aspectos emocionales y relacionales- dejan huella en la estructura total que los constituye y está por tanto, implicado en los procesos que llevan a la enfermedad.
Por cierto, se requieren más estudios que con seguridad nos llevarán a descubrir aspectos más sutiles que una disminución de volumen de una estructura cerebral pero lo importante de destacar aquí es que la vida emocional guarda estrecha relación con el cuerpo y deja ahí su huella.
Dando una mirada a la entrada anterior, ¿cómo habrá sido el hipocampo de los hijos de Jabba el Hutt?

domingo, 15 de abril de 2007

ENFERMEDAD Y MODO DE SER II

II parte.
d) Somos seres históricos. Con ello nos referimos al hecho que
nuestras acciones, nuestras conductas, nuestros pensamientos,
y en fin todo aquello en que nos involucramos, deja huella en nuestra estructura total; en base a esta, se articulan los siguientes eventos cognitivos y de este modo terminamos pareciéndonos a lo que hemos hecho anteriormente. La expresión "oye, tú sigues igual que antes" da cuenta del carácter histórico del ser vivo. La huella más profunda de este ser histórico, encuentra su manifestación en nuestros hábitos, de los cuales, solemos no tener consciencia. Sin embargo, los hábitos (no sólo los alimenticios y de actividad física),están a la base de muchas enfermedades.
e) Vivimos sin atención. Nuestra cultura occidental no ha incluído en sus prácticas el desarrollo de atención al propio hacer; por ello, nuestros hábitos "pasan colados" y terminamos haciendo, sin estar presentes (conscientes), nuestro hacer automático. Es fácil verlo en otros cuando los observamos "perder la cabeza" sin que parezcan darse cuenta cómo la estan perdiendo, mientras la estan perdiendo. Es difícil verlo en nosotros. Vivimos dispersos, ajenos a nuestra inmediatez. Felizmente, estar atentos al propio hacer de cada inmediatez, es algo que nuestros recursos biológicos nos permiten aprender; a través de haceres concretos por supuesto.
f) Somos seres sociales y lingüísticos. Somos individuos moleculares con un modo de vida social que requerimos de acuerdos consensuados para coordinar nuestras conductas en la vida social. Dicho en breve, vivmos en el lenguaje; las palabras son sólo un elemento más del lenguaje. Vivimos en relación y atribuímos significados en esta relación.
g) Somos lo que hacemos. Y hacemos lo que somos, según la estructura total que nuestro vivir ha tallado en nosotros. Una buena parte de lo que hacemos, proviene de un libreto escrito por otros bajo cuyo embrujo caemos. Al despertar a la inmediatez que estamos haciendo ocurrir con nuestro hacer concreto, podemos empezar a escribir nuestro propio libreto; transitorio por cierto.
h) Las enfermedades surgen desde nosotros. Casi todas las personas a las que les he preguntado si creen que las enfermedades se relacionan con los sufrimientos del alma, me responden afirmativamente. En mi práctica profesional de Medicina mente-cuerpo, esto constituye una relación evidente. Por cierto el principio general del determinismo estructural (ver entradas Tour Teórico I y Estructura Total) se aplica siempre; de ahí que un trastorno genético innato puede impedir la correcta síntesis de ciertas proteínas y por ende impedir un funcionamiento orgánico normal. Pero para la mayoría de las enfermedades comunes, el modo de vida concreto que las personas realizan (particularmente en sus aspectos emocionales y relacionales) y los sufrimientos del alma, son factores etiológicos (causantes de enfermedad).
i) La sanación, también. Es sorprendente constatar que a pesar de nuestra condición de entidades moleculares en continuo cambio, con dinámicas que surgen y desaparecen, puedan surgir en nosotros fenómenos tan cautivantes como la compasión, la belleza, la poesía, la música, la paz del alma, la empatía y la sanación desde nosotros mismos. Sin embargo para transitar el camino de la sanación hay que desaprender, remover creencias, hábitos y conductas limitantes; dicho en lenguaje ontogénico, debemos reestructurarnos. Limpiar lo que está de más en nuestra estructura total; sacar lo superfluo. La Medicina mente cuerpo se ocupa de ello; es biología para el cuerpo y el alma.

sábado, 14 de abril de 2007

ENFERMEDAD Y MODO DE SER. I

¿De qué habría muerto Jabba el Hutt?
Hay personas que afirman que las enfermedades que los aquejan no tienen relación alguna con su manera de ser. Este pensamiento, compartido también por muchos médicos, supone que la enfermedad es un fenómeno que le ocurre al cuerpo físico ("a la carne"), el que sería independiente del vivir emocional y espiritual de la persona en cuyo cuerpo la enfermedad ocurre. Gozo y sufrimiento -elementos insoslayables del vivir cotidiano-, no tendrían lugar por tanto, en las consideraciones del fenómeno de enfermar y sanar.
Para este tipo de personas, el fracaso de un tratamiento se resuelve con nuevos fármacos, o con la realización de nuevos exámenes, o con la consulta a otros especialistas, pero de poner la atención en el modo de ser, ni sombras.
Pero, hay datos que es útil considerar a la hora de ignorar el modo de ser como factor etiopatogénico:
a) Vivimos relacionados. Con otros seres vivos, con cosas no vivas, con nuestro entorno, con nuestra cultura, con nuestras creencias, con lo que nos gusta y lo que nos disgusta, con nuestros pensamientos, con diversas energías, con lo percibido, y en fin, con múltiples otros elementos fáciles de descubrir como constitutivos de nuestras relaciones.Las relaciones tienen consecuencias en los organismos que las establecen y estas se manifiestan estructuralmente. Sin embargo resulta una rareza que en las prácticas médicas se le pregunte al paciente acerca de la calidad de sus relaciones; la razón de esta omisión es simplemente que este aspecto de la vida de las personas no es considerado relevante en las prácticas médicas en uso.
b) Somos seres biológicos emocionales. Esto implica que al establecer relaciones (contacto), y si nuestra estructura total lo posibilita, nuestro estado cambia; de tranquilos a nerviosos, de somnolientos a despiertos, de sombríos a alegres, de aburridos a interesados, de seguros a inseguros. Todos los cambios referidos y el sinfin de otros posibles, son cambios afianzados en dinámicas biológicas complejas que nos hacen sentir que hemos emocionado. El fenómeno del emocionar ha salido a escena y el escenario es nuestro cuerpo. ¿Será el cuerpo indiferente a su emocionar?
c) Relaciones y emocionar van configurando nuestra estructura.
Según lo que hemos dicho en diversas entradas del blog, nosotros estamos constituídos, determinados, en nuestra estructura total. En toda relación-percepción nuestro organismo cambia y, cuando estas relaciones son recurrentes, estos cambios se "encarnan" estructuralmente (ver, "El emocionar tiene dueño"). Archives of Internal Medicine, prestigiosa revista médica, publicó en Enero del 2007 los resultados de una investigacíón en que enfermedad y modo de ser muestran su relación a nivel molecular. ¡Más científico imposible! Nos refererimos a esta publicación en una próxima entrada.
Continuará.