La tradición budista, ocupada del estudio de los fenómenos mentales desde hace más de mil quinentos años, cuando se refiere a la percepción, considera a la mente como otro órgano de los sentidos; de ahí que en esa tradición se hable de los seis órganos de los sentidos. La tradición occidental en cambio, habla de cinco. Vivir en una u otra de estas culturas, tiene grandes consecuencias en el modo en que los habitantes de una u otra, viven su vida cotidiana. Particularmente, la importancia radica en determinar a cuales asuntos –de los tantos posibles- le van a prestar atención en la inmediatez que viven. En la occidental, debes prestar atención a: lo que ves, lo que oyes, lo que tocas, lo que hueles y lo que lo comes. En la oriental, además de estas cinco, debes prestar no sólo atención, sino que, principal atención, a los fenómenos mentales que ocurren en tí, tales como tu intención, tu motivación, tu tendencia (apego, aversión o indiferencia), tus sentimientos, tu emocionar, tus pensamientos, tu diálogo interno, porque ellos están, (o son talvez), la raíz de tus acciones. “El cuerpo sigue a la mente como la carreta a los bueyes o la sombra al cuerpo” dice un antiquísimo aforismo tibetano.
“No sé que estaba pensando”; “no sé cómo me pasó esto”; pero si no tuve mala intención”; “no pensé que era para tanto”; “ de repente ya era muy tarde para revertir las cosas”; “fué cómo despertar de un mal sueño”; “me pilló de mala”; “parece que el diablo metió la cola”, junto a muchas otras expresiones semejantes, revelan la falta de atención al sexto órgano de los sentidos.
La tradición occidental nos aconseja: “Atiende a lo que ocurre a tu alrededor”. La oriental, agrega desde mucho antes: “Atiende también a lo que ocurre en tu mente”. Pertenecer a una u otra tradición hace pues una enorme diferencia a la hora de vivir, “la inmediatez en la que siempre operamos, cualquiera sea la situación dada” como afirma F.Varela. Esta inmediatez , escenario del vivir concreto, tendrá las características que resulten, según sea
Candace Pert, célebre investigadora norteamericana en biología molecular cerebral, y en su tiempo Directora del Instituto Nacional de Salud de los EE.UU, cuyo libro “ Moléculas de la emoción” batió records de venta, afirmaba en reciente entrevista que,
¿Qué tipo de pensamientos tiene usted? ¿a qué se apega? ¿que rechaza? ¿cual es su intención? ¿cuales sus sentimientos? ¿es un agradecido o un resentido de su vida? son preguntas centrales a la hora de comprender la estructura de la enfermedad que trae a un paciente a la consulta médica. Lamentablemente, rara vez se formulan por la simple razón que la enseñanza en las Escuelas de Medicina, no incluye a los fenómenos mentales, emocionales, afectivos etc., del paciente, como dato central de los procesos fisiopatológicos que finalmente provocan daño funcional y tisular, o bien, porque el médico está muy apurado por tener que cumplir la meta de pacientes por hora que su empleador le exige.
Literalmente, ciertos tipos de pensamiento enferman al cuerpo de quien los genera. Otros, felizmente, ayudan a sanarlo.
Volveremos sobre el tópico, más adelante.
Por el momento, comienza a activar tu sexto órgano de los sentidos, ¡PRESTA ATENCIÓN A TUS FENÓMENOS MENTALES!