
¿Cuál fué la "realidad" para los hinchas del equipo blanco? ¿Cual la de los hinchas amarillos?
Acostumbramos a decir que el azúcar es dulce, que la película era mala, que la comida me hizo enfermar, que alguien me ofendió, que el libro era bueno, que el jefe me persigue, que fulano es un pesado, que tú tienes la culpa, que el tema es aburrido, que el trabajo estresa, que el gol fue penca; todas estas expresiones representan un modo de entender la vida -porque de ella hablamos- ya se trate de un libro, un jefe, el otro, , el azúcar, o de un gol, puesto que develan, que para quien las emite, la realidad (libro, jefe, trabajo, , azúcar, gol, etc.)
es en sí misma, dulce, penca, pesada, culpable, ofensiva, buena, aburrida, estresante; para este modo de entender la vida, nosotros no tenemos parte, no contamos, en la calificación que hacemos de la "realidad"; supuestamente, la realidad y su cualidad (dulce, mala, pesada, culpable, ofensiva, buena, penca) es independiente de nosotros que somos los que la calificamos. En conclusión, para este modo de entender las cosas, el azúcar es dulce
en sí misma; fulano es pesado
en sí mismo; el trabajo es estresante
en sí mismo, y el gol es penca
en sí mismo, y todas ellas son lo que son, con independencia de nosotros, observadores de aquello que calificamos.
La recta comprensión de la Biología de la percepción nos alumbra con brillante luz, para demostrarnos, que tal modo de comprender la vida, no se ajusta a los hechos mismos. La Biología nos aclara que no vemos las cosas como las cosas son, sino que las vemos, según como somos nosotros. Y nosotros somos la
estructura total con la cual "salimos a escena" en toda inmediatez. (ver, "Estructura total") Es desde esta estructura total, con la que atribuímos significado a las interacciones en las que nos involucramos en toda inmediatez, sean estas, interacciones con jefes, o temas, o libros, o comidas; nuestra biología, nuestra estructura total, no es independiente de nuestro vivir sino que surge de este vivir concreto. Los seres vivos y por ende los humanos, somos creadores de significados que acostumbramos llamar, "la realidad", pero los significados de esta realidad-y la realidad misma- no son independientes de nuestra estructura total; son producto de ella (ver "Los seis órganos de los sentidos I).
Gran parte de los conflictos entre humanos quedarían resueltos si al confrontar nuestras diferencias dijéramos: "Según mi estructura total, la realidad que yo observo es...".
Y es bueno tener presente, que los significados que atribuímos a esa "realidad", hacen surgir en nosotros el sorprendente fenómeno de nuestras emociones. Penas, alegrías, sorpresas, desagrados, dudas , miedos y tantas otras emociones, surgen de los significados que
nosotros atribuímos a las cosas que percibimos y no de las cosas mismas. Ya lo hemos dicho en otras entradas pero es útil reiterarlo: nadie ni nada nos puede asustar si nosotros no nos asustamos; nada ni nadie nos puede ofender si nosotros no nos ofendemos; nada ni nadie nos puede apenar si nosotros no nos apenamos. La emoción surge del significado que damos a las cosas. Es a partir de esta relación, percepción versus significado, que muchos procesos biológicos terminan en enfermedad. Ignorar el emocionar de las personas como elemento constitutivo de la enfermedad es a mi juicio, una omisión mayor en las prácticas médicas actuales. Mi experiencia profesional, me indica que una parte sustancial del gasto en que las personas deben incurrir en pro de recuperar la salud perdida, se puede evitar si los médicos incluyéramos la variable emocionar, en nuestras consideraciones. El emocionar no es un asunto para especialistas; debiera ser parte del bagaje elemental del actuar médico.